Debes adquirir ahora suficiente percepción de los
estados internos en los que te puedes encontrar a lo largo de tu vida y,
particularmente, a lo largo de tu trabajo evolutivo. No tengo otra manera de
hacer la descripción, que con imágenes (en este caso, alegorías). Éstas, según
me parece, tienen por virtud concentrar “visualmente” estados de ánimo
complejos. Por otra parte la singularidad de encadenar tales estados, como si
fueran distintos momentos de un mismo proceso, introduce una variante en las
descripciones siempre fragmentadas a que nos han acostumbrado aquellos que se
ocupan de estas cosas.
1. El
primer estado, en el que prevalece el sin-sentido (aquel que mencionamos al
comienzo), será llamado “vitalidad difusa”. Todo se orienta por las necesidades
físicas pero estas son confundidas, a menudo, con deseos e imágenes
contradictorias. Allí hay oscuridad en los motivos y los quehaceres. Se
permanece en ese estado vegetando, perdido entre formas variables. Desde ese
punto se puede evolucionar sólo por dos vías: la vía de la muerte o la de
mutación.
2. La vía de
la muerte te pone en presencia de un paisaje caótico y oscuro. Los antiguos
conocieron este pasaje y casi siempre lo ubicaron “bajo tierra”, o en las
profundidades abisales. También algunos visitaron ese reino para luego “resucitar”
en niveles luminosos. Capta bien esto de que “abajo” de la muerte existe la
vitalidad difusa. Tal vez la mente humana relacione la desintegración mortal
con posteriores fenómenos de transformación y, también, tal vez asocie el
movimiento difuso con lo previo al nacimiento. Si tu dirección es de ascenso la
“muerte” significa un rompimiento con tu etapa anterior. Por la vía de la
muerte se asciende hacia otro estado.
3. Llegando a
él se encuentra el refugio de la regresión. Desde allí se abren dos caminos: el
del arrepentimiento y aquel otro que sirvió para el ascenso, es decir: el
camino de la muerte. Si tomas el primero es porque tu decisión tiende a romper
con tu vida pasada. Si regresas por el camino de la muerte recaes en los
abismos con esa sensación de círculo cerrado.
4. Ahora bien,
te dije que había otro sendero para escapar de la vitalidad abismal, ese era el
de la mutación. Si eliges esa vía es porque quieres emerger de tu penoso estado
pero sin estar dispuesto a abandonar algunos de sus aparentes beneficios. Es
pues un falso camino conocido como de la “mano torcida”. Muchos monstruos han
salido de las profundidades de ese tortuoso pasadizo. Ellos han querido tomar
los cielos por asalto sin abandonar los infiernos y, por tanto, han proyectado en
el mundo medio infinita contradicción.
5. Supongo
que, ascendiendo desde el reino de la muerte y por tu consciente
arrepentimiento, has arribado ya a la morada de la tendencia. Dos delgadas
cornisas sostienen tu morada: la conservación y la frustración. La conservación
es falsa e inestable. Caminando por ella te ilusionas con la idea de
permanencia pero en realidad desciendes velozmente. Si tomas el camino de la
frustración tu subida es penosa, aunque única-no-falsa.
6. De fracaso
en fracaso puedes llegar al próximo descanso al que se llama “morada del
desvío”. Cuidado con las dos vías que tienes ahora por delante: o tomas el
camino de la resolución, que te lleva a la generación, o tomas el del
resentimiento que te hace descender nuevamente hacia la regresión. Allí estás
plantado frente al dilema: o te decides por el laberinto de la vida consciente
(y lo haces con resolución), o regresas resentido a tu vida anterior. Son
numerosos los que no habiendo logrado superarse cortan allí sus posibilidades.
7. Pero tú que
has ascendido con resolución te encuentras ahora en la posada conocida como
“generación”. Allí tienes tres puertas: una se llama “Caída”, otra “Intento” y
la tercera “Degradación”. La Caída te lleva directamente a las profundidades y
sólo un accidente externo podría empujarte hacia ella. Es difícil que elijas
esa puerta. Mientras que aquella de la Degradación te lleva indirectamente a
los abismos, desandando caminos, en una suerte de espiral turbulento en el que
reconsideras de continuo todo lo perdido y todo lo sacrificado. Este examen de
conciencia que lleva a la Degradación es, por cierto, un falso examen en el que
subestimas y desproporcionas algunas cosas que comparas. Tú cotejas el esfuerzo
del ascenso con aquellos “beneficios” que has abandonado. Pero, si miras las
cosas más de cerca, verás que no has abandonado nada por este motivo sino por
otros. La Degradación comienza pues falseando los motivos que, al parecer,
fueron ajenos al ascenso. Yo pregunto ahora: ¿Qué traiciona a la mente? ¿Acaso
los falsos motivos de un entusiasmo inicial? ¿Acaso la dificultad de la
empresa? ¿Acaso el falso recuerdo de sacrificios que no existieron, o que
fueron impulsados por otros motivos? Yo te digo y te pregunto ahora: tu casa se
incendió hace tiempo. Por ello decidiste el ascenso, ¿o ahora piensas que por
ascender aquella se incendió? ¿Acaso has mirado un poco lo que sucedió a otras
casas de los alrededores?... No cabe duda que debes elegir la puerta media.
8. Sube por la
escalinata del Intento y llegarás a una cúpula inestable. Desde allí,
desplázate por un pasillo estrecho y sinuoso que conocerás como la
“volubilidad”, hasta llegar a un espacio amplio y vacío (como una plataforma),
que lleva por nombre: “espacio-abierto-de-la-energía”.
9. En ese
espacio puedes espantarte por el paisaje desierto e inmenso y por el aterrador
silencio de esa noche transfigurada por enormes estrellas inmóviles. Allí,
exactamente sobre tu cabeza, verás clavada en el firmamento la insinuante forma
de la Luna Negra... una extraña luna eclipsada que se opone exactamente al Sol.
Allí debes esperar la alborada, paciente y con fe, pues nada malo puede ocurrir
si te mantienes calmo.
10. Podría
suceder en tal situación que quisieras arreglar una salida inmediata de allí.
Si tal ocurre, podrías a tientas encaminarte a cualquier lugar con tal de no
esperar el día prudentemente. Debes recordar que todo movimiento allí (en la
oscuridad), es falso y genéricamente es llamado “improvisación”. Si,
olvidándote de lo que ahora menciono, comenzaras a improvisar movimientos ten
la certeza que serías arrastrado por un torbellino entre senderos y moradas
hasta el fondo más oscuro de la disolución.
11. ¡Qué difícil
resulta comprender que los estados internos están encadenados unos a otros! Si
vieras qué lógica inflexible tiene la conciencia, advertirías que en la
situación descripta quien improvisa a ciegas fatalmente comienza a degradar y a
degradarse; surgen después en él los sentimientos de frustración y va cayendo
luego en el resentimiento y en la muerte, sobreviniendo el olvido de todo lo
que algún día alcanzó a percibir.
12. Si en la
explanada logras alcanzar el día surgirá ante tus ojos el radiante Sol que ha
de alumbrarte por vez primera la realidad. Entonces verás que en todo lo
existente vive un Plan.
13. Es difícil
que caigas desde allí salvo que voluntariamente quieras descender hacia
regiones más oscuras para llevar la luz a las tinieblas.
No es valioso desarrollar más estos temas porque sin
experiencia engañan, trasladando al campo de lo imaginario lo realizable. Que
sirva lo dicho hasta aquí. Si lo explicado no te fuera útil qué podrías
objetar, ya que nada tiene fundamento y razón para el escepticismo, próximo a
la imagen de un espejo, al sonido de un eco, a la sombra de una sombra.
"Los Estados Internos, capítulo XIX - El Mensaje de Silo"