mayo 31, 2014

Experiencias - Silo

CHARLA DE SILO EN EL ENCUENTRO DE SANTIAGO - Chile , 8/09/2002


A todos los amigos que están aquí y, sobretodo, agradezco la invitación que recibí para saludarlos y para venir a compartir con ustedes algunas experiencias.  

Estas experiencias no están aisladas. Estas experiencias forman parte de un paquete, un paquetito, un paquetito con un libro, con unas ceremonias y con un caminito, caminito, un caminito de pocos renglones. Los que lo han leído a ese Mensaje saben que es así. No es un tratado, es un caminito.
Bueno, pero las cosas no se miden por lo largas que sean, por lo grandes que son, sino que se miden porque le dicen algo a uno o no le dicen. Yo confío en que le digan algo a nuestros amigos, ¡espero que así sea!
Este mensaje, este del Libro, de las Experiencias, del Camino, nos ha parecido oportuno entregarlo, echarlo a rodar, como esas piedras que caen de la montaña. Por ahí se trancan, por ahí toman impulso, a veces caen bien, a veces caen muy mal. La gente dirá cómo se desarrolla esto.

Este Mensaje, sin embargo, puede ser oportuno dada la situación que vivimos nosotros personalmente, la situación que se está viviendo en general. No es la mejor de las situaciones; hay buenas cosas pero hay también mucho sufrimiento, mucha desgracia, mucho problema en la gente. No tenemos que irnos muy lejos para ver ese sufrimiento, esa desgracia, lo experimentamos en nosotros mismos, lo experimentamos en los seres queridos. No estoy hablando de lo que dicen los diarios, estoy hablando de lo que uno percibe.
Bueno, este mensaje pretende hacer un pequeño aporte, pretende servir,  a lo mejor, a la gente. Puede que no sirva, pero nada malo vamos a hacer si no sirve, simplemente quedará ahí. Si en cambio sirve, la gente lo tomará en sus manos y lo pondrá en marcha y entonces estará todo bien. Resumiendo, funciona o no funciona, en los dos casos está bien. 

Desde mi punto de vista personal, poner en marcha este mensaje es en realidad retribuir a la gente, retribuirle todas las cosas buenas que la gente me ha dado, que la gente me ha hecho llegar. Desde mi punto de vista es un pequeño acto de justicia, una reparación a las cosas buenas que ha hecho la gente.
El Mensaje consta de un libro, muchos de ustedes lo conocen a ese libro. Es un libro un poco complicado, un poco extraño. Muchos dicen que ese libro sirve porque los inspira, ok, bueno. Otros dicen que ese libro es un desastre, hay para todos los gustos y, como nosotros somos muy partidarios de la libre interpretación, la gente puede interpretarlo según le guste, según le parezca y nosotros no podemos decir nada sobre eso. ¡Las cosas son así, son de este modo! No, las cosas son de muchos modos y según la gente quiere interpretarlo.
 
Hace muchos años, muchos siglos, se habló de libre interpretación. Era una novedad, era interesante la libre interpretación. Se habló. Pero al poco de correr el tiempo ya las cosas son así y no son de otro modo y quedamos en la misma historia. Así que no vaya a ser que empecemos con esos mismos líos nosotros también. Las cosas son de un modo o son del otro y están bien si le sirven a la gente.
Libre interpretación y libre participación. ¿Quién participa en esto? Quién le gusta. ¿Quién no participa en esto? Quien no le gusta. ¿Y quiénes somos nosotros para decir que tal debe participar y tal otro no debe participar? ¿De dónde podemos sacar eso? Que tal persona es mala persona, ¿quiénes somos nosotros para ponerle barreras y fronteras a la  gente?
Y si se tratara de una mala persona, qué buena oportunidad para que venga, porque las personas cambian.
Ese mensaje pretende moverse así, con esos valores, con una libre interpretación para que cada cual interprete las cosas como le gusten, con una libre participación y nadie está acá, creo yo, para juzgar a nadie.

Nosotros destacamos dos puntos que son muy urticantes, que crean ciertos problemas. Hablamos de que tenemos derecho a reclamar para nosotros la inmortalidad, ¡problema con la palabra! La inmortalidad. En esta época no se habla de esas cosas, no se dicen esas cosas...
He hablado con muchos amigos, les he preguntado: y a ver dime,  ¿qué es para ti la inmortalidad? ¿Qué dices tú que es la inmortalidad? Y me han respondido distintas cosas. Unos me han dicho: para mi la inmortalidad es esto que no acaba con la muerte, yo muero pero algo sigue en mis hijos. ¡Interesante!
Otros han dicho: yo pongo en marcha acciones y las acciones siguen más allá de mi muerte. ¡Eso también es muy interesante! Y entonces, ¡cómo dicen que todo se acaba con la muerte! ¡Si no se acaban ni los contratos de locación! ¡Siguen cosas, siguen muchas cosas! ¡Continúan las cosas! ¡Para bien y, desgraciadamente, para mal.

Cuántas cosas vivimos y sufrimos que arrancaron hace mucho tiempo y que todavía llegan hasta nosotros. Es bastante más serio de lo que se piensa esto de que las acciones humanas no se paran simplemente con la muerte. Así me dijo uno: siguen en mi hijo, otro me dijo: siguen en las cosas que hice. Otro me dijo: siguen en la memoria de la gente, interesante, en la memoria de la gente permanezco. Y hubo alguien que me dijo: sigo personalmente, con mi alma, con mi espíritu, como se le llame.
¿Y tú qué dices?, me dijeron ellos. Yo digo que todo lo que piensa la gente sobre eso es legítimo y que yo simplemente destaco la importancia de ese tema. Y en eso estamos todos de acuerdo, el tema es importante. Pero usted lo resuelve de un modo y otro lo resuelve de otro y libremente interpretamos eso y libremente damos nuestra opinión sobre ese particular. Esta parte de El Mensaje es urticante, es complicada, es como la inmortalidad. Pero, sin embargo, si se la sabe ver, no crea tantos problemas sino que soluciona problemas. 

Es importante para la vida de una vez por todas decidir qué piensa uno de estas cosas, porque según piense uno una cosa u otra, su vida se va a orientar de distinta manera. Si yo pienso que todo termina con la muerte, todo se relativiza, todo es igual, puedo hacer cualquier cosa y me pueden hacer cualquier cosa. Si yo pienso que mis acciones continúan en la memoria, en mis hijos, en distintos objetos que he producido, que he movido y demás, no es indiferente lo que yo haga con mi vida, no es cualquier cosa lo mismo que cualquier otra cosa.
Así pues, este Mensaje, que no es muy largo, consta de algunos puntos como esos. Y esos puntos, que para algunos pueden ser muy chocantes si los relativiza y los piensa en términos de libre interpretación, no son para chocar con otros sino para hacerse una imagen de la propia vida y del propio futuro.
Hay más cosas en el mensaje, algunas otras poquitas cosas, que si acaso aburre un poco comentarlas, porque todos hemos venido a hacer algunas experiencias.
¿Comento?

SI, SI, SI..... ¡!, SI, SI...¡¡¡!!!....

Libre interpretación y libre acción, el sentido que tiene la vida según lo que uno haga, según se dirija en una línea o se dirija en otra. Esas cosas nos importan mucho. El Mensaje habla de eso, habla de eso y de otras cosas más.
Y las experiencias, ¿qué pasa con las experiencias? Las experiencias están envueltas en un ropaje que permite que muchas personas puedan coincidir al mismo tiempo. ¡Fíjense qué extraordinario! Las experiencias generalmente son personales, son intransferibles. Cuando uno hace una experiencia, cuando uno se mira el ombligo, está en su mundo interno. Pero hay cierto tipo de experiencias que se pueden presentar de una manera en la que mucha gente pueda participar de lo mismo y sintonizarse con la otra gente.
A eso le llamamos nosotros con una palabra bastante antipática: ¡ceremonias!
Porque la idea que se tiene de las ceremonias es justamente lo formal, lo pesado, lo solemne. Estas son como anti-ceremonias. Pero, para nosotros, tienen la ventaja de que al darle cierta forma entre la gente que se mueve con eso, todos se sintonizan y en ellos se presente la misma experiencia. Esa es la gracia de las ceremonias para nosotros. Se envuelve una misma experiencia y la gente participa en la misma sintonía. ¡Tiene mucha gracia!

Sí, hay ceremonias para distintas ocasiones, distintas situaciones. Normalmente es la gente la que pide esas ceremonias y nosotros con mucho gusto hacemos tales ceremonias y todos contentos. Y si a alguien no le gusta esa ceremonia, no tiene por qué sentirse ofendido con nosotros. No es nuestra intención ofenderlo, ¡de ninguna manera! Es crear una condición para que todo el mundo pueda participar de lo mismo.
¿Y esa otra parte del mensaje? ¿El Camino? ¡Eso no es ni una página! ¡Eso no es ni una página! Eso son pocas palabritas, con unas pocas preguntas que nos parecen tal vez las más importantes que puede hacerse alguien.
¿Quién soy? ¿A dónde voy?
Una cosa es decir las frases, ¿quién soy? ¿A dónde voy?
Otra cosa es pensar siempre en quién soy, A dónde voy. Y lo que pienso en el día uno resulta diferente en el día dos y en el día tres y en el día cuatro y entonces, ¿¿¿¡¡¡quién soy???!!!! (risas) ¡¡¡Pero cómo puede ser!!!!
¡Yo soy! ¡Ah, claro, como una piedra, como algo fijo! Ah, no, no, no.... Eso me enseña muchas cosas, me crea problemas, es cierto, pero también me enseña muchas cosas.
No los fatigo más con esto, les comento en qué estamos desde hace unos pocos días, para algunos les parece que han pasado años. Son cuatro semanas, hace cuatro semanas echamos la rueda a andar, echamos la piedra a rodar y no hay nada hecho, lo único que está hecho es El Mensaje, pero nada más, no hay nada construido, todo está por hacer. Todo dependerá de que la gente lo tome en sus manos y lo ponga en marcha o no lo tome en sus manos y estará bien. 
Cinco semanas no es mucho tiempo, veremos cómo sigue la historia.
Si les parece seguimos con nuestras cosas.