octubre 29, 2014

La Libertad de Elección - Silo


Apuntes tomados en base a una charla con Silo.


La Libertad de Elección




No existe libertad en el acto humano aislado. Puesto en situación, no hay elección posible. La elección está en la puesta o no en situación.

Tomemos un ejemplo conocido: alguien está con su bote a orillas de un río torrentoso. Allí tiene posibilidad de optar: se mete en el río o no se mete. Si se mete al río ya no hay elección, tendrá que dar respuestas situacionales y no podrá optar hasta que llegue a un recodo, allí nuevamente podrá elegir: sigue en el río o no.

La libertad no está en cada acto humano, porque allí actúan factores y determinaciones que lo condicionan.

La elección ocurre cuando el sentido de la vida va para un lado o para otro, y esto sucede pocas veces.
Uno no puede realizar actos conscientes motivado por compulsiones. Si se piensa mecánicamente no se pueden producir actos no-mecánicos. Hay que subir de nivel para poder elegir entre una cosa y otra.

En los recodos se decide: seguimos en el río o tomamos el recodo. Ahí se puede decidir. Ese es el momento que habilita para una vuelta sobre sí. Ese momento es el hoy desde el que se avanza hacia el futuro.

Racionalmente, puedo planificar una acción, por ejemplo un asesinato; pero lo más importante que es de dónde viene, en qué se basa, su dirección, puede ser totalmente irracional, motivado por el desquite, por ejemplo.

A los efectos de los procesos históricos la libertad se expresa de otro modo. Ciertos momentos históricos son aptos para que la gente pueda optar, pero no entre paisajes no queridos ni elegidos por ellos, sino optar libremente.

Las sociedades, los pueblos, los individuos van montados en su hoy, pero a veces recuerdan y preveen y, en momentos, pueden cambiar de dirección en una suerte de reflexión sobre el proceso histórico.

Hay momentos históricos que habilitan y otros que no. En este momento se está abriendo la tapa del baúl, aunque todavía no está totalmente abierta.

En otros momentos es imposible “ver”, porque se está con lentes ahumados que sólo dejan pasar determinados colores y otros no. Esos otros, sencillamente no se ven, no existen. Recordemos, para ejemplificar, que hace no tanto tiempo era una verdad aceptada que nada más pesado que el aire podía volar. No veían los albatros.


Este es un momento de cambio, cuando los pueblos se convierten a un destino humano.