Apuntes tomados en base a una charla con Silo.
La Libertad de Elección
No
existe libertad en el acto humano aislado. Puesto en situación, no
hay elección posible. La elección está en la puesta o no en
situación.
Tomemos
un ejemplo conocido: alguien está con su bote a orillas de un río
torrentoso. Allí tiene posibilidad de optar: se mete en el río o no
se mete. Si se mete al río ya no hay elección, tendrá que dar
respuestas situacionales y no podrá optar hasta que llegue a un
recodo, allí nuevamente podrá elegir: sigue en el río o no.
La
libertad no está en cada acto humano, porque allí actúan factores
y determinaciones que lo condicionan.
La
elección ocurre cuando el sentido de la vida va para un lado o para
otro, y esto sucede pocas veces.
Uno
no puede realizar actos conscientes motivado por compulsiones. Si se
piensa mecánicamente no se pueden producir actos no-mecánicos. Hay
que subir de nivel para poder elegir entre una cosa y otra.
En
los recodos se decide: seguimos en el río o tomamos el recodo. Ahí
se puede decidir. Ese es el momento que habilita para una vuelta
sobre sí. Ese momento es el hoy desde el que se avanza hacia el
futuro.
Racionalmente,
puedo planificar una acción, por ejemplo un asesinato; pero lo más
importante que es de dónde viene, en qué se basa, su dirección,
puede ser totalmente irracional, motivado por el desquite, por
ejemplo.
A
los efectos de los procesos históricos la libertad se expresa de
otro modo. Ciertos momentos históricos son aptos para que la gente
pueda optar, pero no entre paisajes no queridos ni elegidos por
ellos, sino optar libremente.
Las
sociedades, los pueblos, los individuos van montados en su hoy, pero
a veces recuerdan y preveen y, en momentos, pueden cambiar de
dirección en una suerte de reflexión sobre el proceso histórico.
Hay
momentos históricos que habilitan y otros que no. En este momento se
está abriendo la tapa del baúl, aunque todavía no está totalmente
abierta.
En
otros momentos es imposible “ver”, porque se está con lentes
ahumados que sólo dejan pasar determinados colores y otros no. Esos
otros, sencillamente no se ven, no existen. Recordemos, para
ejemplificar, que hace no tanto tiempo era una verdad aceptada que
nada más pesado que el aire podía volar. No veían los albatros.
Este
es un momento de cambio, cuando los pueblos se convierten a un
destino humano.