Fragmento de las palabras de Silo con motivo de la inauguración de la Sala Sudamericana del Mensaje de Silo - 7/5/2005
"...Por
tanto, es oportuno agradecer ahora a ese gran Movimiento citando sus
ideales y propuestas fundamentales que se formalizan en los seis
puntos siguientes:
“En primer lugar, propicia la ubicación del ser
humano como valor y preocupación central, de tal modo que nada esté
por encima del ser humano, ni que un ser humano esté por encima de
otro.
En segundo lugar, afirma la igualdad de todas las personas y
trabaja por la superación de la simple formalidad de iguales
derechos ante la ley avanzando hacia un mundo de iguales
oportunidades para todos.
En tercer lugar, reconoce la diversidad
personal y cultural afirmando las características propias de cada
pueblo y condenando toda discriminación que se realice en razón de
las diferencias económicas, raciales, étnicas y culturales.
En
cuarto lugar, auspicia toda tendencia al desarrollo del conocimiento
por encima de las limitaciones impuestas al pensamiento por
prejuicios aceptados como verdades absolutas o inmutables.
En quinto
lugar, afirma la libertad de ideas y creencias y, en sexto lugar,
repudia no solamente las formas de la violencia física sino todas
las otras formas de violencia económica, racial, sexual, religiosa,
moral y psicológica, como casos cotidianos arraigados en todas las
regiones del mundo.”
Esos
seis puntos del Humanismo constituyen para nosotros, mensajeros de un
nuevo espíritu, la base de nuestra doctrina social y de nuestro
compromiso de acción en el mundo.
Sin
embargo, es en el trato diario con las personas concretas y es ante
las angustias de la propia conciencia cuando uno se pregunta por la
dirección que debe dar a su comportamiento y a su vida.
¿Cómo
puede una persona decidir la dirección de su vida si está muy lejos
de tener el control de su situación diaria?
¿Cómo puede una
persona decidir libremente por el sentido de su vida estando sometido
a las necesidades que se imponen desde su propio cuerpo?
¿Cómo
puede decidir libremente encadenado como está a un sistema de
urgencias económicas, a un sistema de relaciones de familia, de
trabajo y de amistad que a veces se convierte en un sistema de
desempleo y desesperación, de soledad, de desamparo, de fracaso de
las esperanzas?
¿Cómo puede decidir libremente basándose en una
información manipulada y en una exaltación mediática de
antivalores capaz de mostran como máximo modelo de comportamiento al
poderoso que exhibe impúdicamente la violencia, la amenaza, el
atropello, la arbitrariedad y la sinrazón? ¿Cómo puede decidir
libremente si los rectores morales de las grandes religiones
justifican o quedan silenciosos ante los genocidios, las guerras
santas, las guerras defensivas o las guerras preventivas?
Porque
la atmósfera social está envenenada de crueldad, nuestras
relaciones personales se hacen cada día más crueles y el trato que
se da uno a sí mismo es también cada vez más cruel.
Los
grandes miedos del ser humano impiden dar a la vida una dirección
querida y con significado. Los temores a la pobreza, a la soledad, a
la enfermedad y a la muerte se conjugan y fortalecen en la sociedad,
en los grupos humanos y en los individuos...
Pero
a pesar de todo... a pesar de todo... a pesar de ese desgraciado
encierro, algo leve como sonido lejano, algo leve como brisa
amanecida, algo que comienza suavemente, se abre paso en el interior
del ser humano...
¿Por
qué, alma mía, esa esperanza? ¿Por qué esa esperanza que desde
las más oscuras horas de mi infortunio, se abre paso luminosamente?"