mayo 07, 2013

¿Por qué alma mía esa esperanza? - Silo



Fragmento de las palabras de Silo con motivo de la inauguración de la Sala Sudamericana del Mensaje de Silo - 7/5/2005







"...Por tanto, es oportuno agradecer ahora a ese gran Movimiento citando sus ideales y propuestas fundamentales que se formalizan en los seis puntos siguientes: 

“En primer lugar, propicia la ubicación del ser humano como valor y preocupación central, de tal modo que nada esté por encima del ser humano, ni que un ser humano esté por encima de otro. 

 En segundo lugar, afirma la igualdad de todas las personas y trabaja por la superación de la simple formalidad de iguales derechos ante la ley avanzando hacia un mundo de iguales oportunidades para todos. 

En tercer lugar, reconoce la diversidad personal y cultural afirmando las características propias de cada pueblo y condenando toda discriminación que se realice en razón de las diferencias económicas, raciales, étnicas y culturales. 

En cuarto lugar, auspicia toda tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de las limitaciones impuestas al pensamiento por prejuicios aceptados como verdades absolutas o inmutables. 

En quinto lugar, afirma la libertad de ideas y creencias y, en sexto lugar, repudia no solamente las formas de la violencia física sino todas las otras formas de violencia económica, racial, sexual, religiosa, moral y psicológica, como casos cotidianos arraigados en todas las regiones del mundo.”

Esos seis puntos del Humanismo constituyen para nosotros, mensajeros de un nuevo espíritu, la base de nuestra doctrina social y de nuestro compromiso de acción en el mundo.

Sin embargo, es en el trato diario con las personas concretas y es ante las angustias de la propia conciencia cuando uno se pregunta por la dirección que debe dar a su comportamiento y a su vida.

¿Cómo puede una persona decidir la dirección de su vida si está muy lejos de tener el control de su situación diaria? 
¿Cómo puede una persona decidir libremente por el sentido de su vida estando sometido a las necesidades que se imponen desde su propio cuerpo? 
¿Cómo puede decidir libremente encadenado como está a un sistema de urgencias económicas, a un sistema de relaciones de familia, de trabajo y de amistad que a veces se convierte en un sistema de desempleo y desesperación, de soledad, de desamparo, de fracaso de las esperanzas? 
¿Cómo puede decidir libremente basándose en una información manipulada y en una exaltación mediática de antivalores capaz de mostran como máximo modelo de comportamiento al poderoso que exhibe impúdicamente la violencia, la amenaza, el atropello, la arbitrariedad y la sinrazón? ¿Cómo puede decidir libremente si los rectores morales de las grandes religiones justifican o quedan silenciosos ante los genocidios, las guerras santas, las guerras defensivas o las guerras preventivas?

Porque la atmósfera social está envenenada de crueldad, nuestras relaciones personales se hacen cada día más crueles y el trato que se da uno a sí mismo es también cada vez más cruel.

Los grandes miedos del ser humano impiden dar a la vida una dirección querida y con significado. Los temores a la pobreza, a la soledad, a la enfermedad y a la muerte se conjugan y fortalecen en la sociedad, en los grupos humanos y en los individuos...

Pero a pesar de todo... a pesar de todo... a pesar de ese desgraciado encierro, algo leve como sonido lejano, algo leve como brisa amanecida, algo que comienza suavemente, se abre paso en el interior del ser humano...

¿Por qué, alma mía, esa esperanza? ¿Por qué esa esperanza que desde las más oscuras horas de mi infortunio, se abre paso luminosamente?"