abril 05, 2018

Discurso Silo Plaza de Mayo 14-05-1999


Silo - Plaza de Mayo 
14/05/1999





Discurso de Silo en el acto del Partido Humanista
del 14 de mayo de 1999 en Capital Federal

Amigos, compañeras y compañeros.
Lía Méndez ha desarrollado los puntos claves que forman parte de la plataforma del humanismo:
Lía Méndez nos habló de la estafa que han sufrido los jubilados, del vaciamiento de las cajas; de la inseguridad (que no se refiere simplemente a la inseguridad física en la calle), sino de la inseguridad como estilo de vida dada por la desocupación creciente, por la educación cada vez más deficiente, por la pobreza y la marginación de las que un Estado cada vez más inexistente no puede hacerse cargo, dejando todo librado a la dinámica del mercado. La inseguridad física, que es la más espectacular, debe comenzar a corregirse al redefinir correctamente el rol de las fuerzas de seguridad, al reformar sus programas de estudio y capacitación y al promover la elección directa de los comisarios, del mismo modo que con la carrera judicial y la elección directa de los jueces se debe realizar un importante avance en el que además se rescate a los jueces decentes hoy abrumados por tanto colega corrupto. También habló de la inmunidad de los funcionarios que se garantizan la impunidad al estilo pinochetista, pasando de un cargo a otro. La ley de responsabilidad política debe servir para hacer responsable de sus actos a cualquier funcionario al tiempo que prevea el desafuero y el juicio político para todo candidato electo que no cumpla las promesas y compromisos contraídos. Al pedir la penalización del delito ecológico, Lía Méndez dejó en claro que se debe eliminar la concepción según la cual una empresa puede contaminar a cambio de una simple multa.

Sobre la Convertibilidad, la deuda externa y la dolarización las cosas fueron muy claramente expuestas.

La Convertibilidad ha servido para que los capitales golondrinas vacíen el país, para aumentar la deuda externa y para destruir nuestra industria, generando desocupación y pobreza. La estabilidad actual depende del ingreso de capitales extranjeros y del endeudamiento continuo. Se debe abolir la Convertibilidad, garantizando que las deudas de la gente se mantengan al mismo valor en pesos. Se debe modificar el tipo de cambio para detener la destrucción del aparato productivo y las fuentes de trabajo. Se debe garantizar la estabilidad monetaria mediante el superávit fiscal a lograr por el no pago de los intereses de la deuda externa y por el cobro de mayores impuestos a los que más tienen.

La deuda externa, originada durante el gobierno militar y duplicada durante el gobierno de Menem, es la cadena que nos hace depender de la banca usurera y el FMI, quien dicta las políticas económicas y laborales a nuestro país. Cada vez pagamos más, cada vez tenemos menos, y cada vez debemos más. Y la gente cada vez peor. No se deben pagar más intereses, que ya representan el 15 % del presupuesto. Ya se pagó demasiado, y no se puede seguir sacrificando al pueblo a favor de la banca. Se debe formar una comisión que estudie el origen de cada partida de la deuda, porque hubo mucha corrupción en su conformación, y no se pagará lo que no corresponda. Y para los que dicen que si no se paga nos va a ir mal, que nos expliquen si ahora nos está yendo bien y cuál es el final de todo esto de seguir así las cosas.

El proyecto de dolarización supone la entrega total de nuestra política monetaria a la Reserva Federal de los EEUU, quien pasará a decidir qué bancos funcionarán, a quien deberán prestarle y a quien no. Si con la convertibilidad ya dependemos de los capitales extranjeros, a partir de la dolarización será directamente EEUU quien decida, junto a la banca extranjera, cuánta plata debe circular en Argentina, y quien la debe tener. Se debe fortalecer la estabilidad de la moneda propia con superávit fiscal. Desdolarizar la economía, y efectuar acuerdos con países de la región, para crear una moneda latinoamericana que permita el comercio internacional prescindiendo del dólar.

Este ideario debe ser puesto en marcha con urgencia, no va quedando ya mucho margen para seguir así sobre todo a partir de estas crisis que se están precipitando y que están marcando un cambio importante en el cuadro general de situación.

Muchos piensan que no es posible cambiar el estado de las cosas dada la situación regional y mundial en la que la globalización está decidiendo situaciones. En primer lugar, la llamada “globalización” no es sino la extensión de la influencia del Imperio yanqui que día a día va imponiendo sus parámetros. Se trata de una globalización dirigida y no de un proceso que resulta del simple desenvolvimiento de la historia como ocurre, en efecto, con la mundialización que se desarrolla en todas las direcciones y latitudes y en donde las influencias de unos puntos sobre otros, de unas culturas sobre otras, de unas religiones, de unos estilos de vida, son recíprocas y van contribuyendo al intercambio en dirección a una civilización total y, en definitiva, en dirección a una nación humana universal... Esta nación humana universal, esta pluralidad de pueblos, esta diversidad en la unidad humana tiende a desarrollarse pese a la uniformidad que han pretendido establecer los imperios en su momento de máxima expansión. Entramos ahora en el momento en que un imperio está logrando su máximo poder, en que está doblegando los estilos de vida de los pueblos y en que está barriendo con las entidades nacionales y culturales. Todo esto lo está haciendo con dinero y bayonetas y, desde luego, eso no augura un final civilizado para sí mismo y para los pueblos que han caído bajo su influencia.

Todo lo anterior va acompañado por una enorme descomposición que irradia desde ese centro hacia los lugares más remotos. Un imperio que internamente entra en putrefacción, en el que las tasas de delincuencia, alcoholismo, drogadicción, suicidio y depresión trepan sin freno, en el que los niños comienzan a asesinarse entre sí, en el que la vida de los adultos ha perdido sentido, en el que la vida de los ancianos es un largo recuerdo de frustración. Un imperio que empieza a ser modelo de las minorías privilegiadas de los pueblos dependientes, un imperio al que rinden culto los decadentes de todas las latitudes, poco a poco empieza su declinación, pero esto no es tan fácil de comprender en los momentos de su aparente esplendor. Así las cosas, cuando las crisis del sistema se suceden empiezan a desarrollarse también las nuevas ideas y los nuevos ímpetus de libertad.

¡Qué vamos a discutir cuando nos hablan de economía globalizada, de derecho internacional globalizado! Para nosotros se trata simplemente de prácticas imperialistas de dominación y en tales casos los pretextos son de cualquier tipo. Tomemos por ejemplo el bloqueo económico criminal impuesto a Cuba desde hace décadas; tomemos la última crisis a la que han sido arrojados los pueblos de Europa... A través de una alianza militar, Estados Unidos interviene extracontinentalmente, bombardea los balcanes y salta por encima de las Naciones Unidas que se supone es el foro internacional destinado a la discusión y solución de conflictos. Nada de esto admite ya pretextos de ocasión porque últimamente basta con decir que cualquier cosa que haga Estados Unidos en cualquier lugar del mundo se justifica por la “defensa de sus intereses”. Así, ya no es necesaria argumentación alguna.

Nuestro país y la región latinoamericana, deben buscar su propia vía de liberación y desarrollo, esa vía que no será con seguridad la que se nos impone con el pretexto de la “globalización”. El partido humanista propone su propia vía de acción y lógicamente, se opone al esquema impuesto actualmente. El momento actual es especialmente oportuno para avanzar en las propuestas y en la acción... El gobierno tambalea y las críticas se hacen oír desde todos los sectores sociales

¡Es evidente, Carlitos, que tu suerte se acabó¡ Es evidente ahora lo que desde hace mucho tiempo venimos diciendo: este modelo se está agotando solo que mucha gente es un poco lerda de entendederas y cree que Menem recién comienza su mandato. Ahora ya es posible que este funcionario renuncie y se acoja a los beneficios de la jubilación como también hemos dicho en otras ocasiones. Es más, hemos levantado cientos de miles de firmas en todo el país pidiendo esta renuncia. Hace rato que venimos pidiendo esta renuncia, pero algo ha cambiado porque los conformistas de antes, esos que nos miraban sobradoramente, ahora se rasgan las vestiduras frente a nuestra exhortación y gritan que es inconstitucional pedir la renuncia de este funcionario. Ahora que se vislumbra esta posibilidad, las personas timoratas dicen que esto sería una catástrofe, que resultaría muy grave una nueva renuncia a lo Alfonsín antes de que el período constitucional termine. En verdad que esto no sería una catástrofe sino un papelón. Esto no sería una tragedia, sería simplemente una confirmación de que este esquema no funciona y que las alternancias entre radicales y justicialistas son, como dirían los músicos: “variaciones sobre el mismo tema”. Tal vez, si esta renuncia se produjera, deberíamos agradecer al funcionario presidente por despejar el camino, por mostrar a todo el país que es el sistema el que debe cambiar, que no se trata ya más de esa ridícula alternancia bipartidista sino de empezar a elaborar un nuevo esquema, un nuevo sistema en el que se pueda empezar la reconstrucción del país... pero el funcionario presidente no querrá renunciar aunque la situación se deteriore día a día y aunque tenga que retroceder en sus pretensiones como acaba de suceder con los recortes en educación.

El análisis de este caso es muy interesante porque muestra que hay condiciones para profundizar una lucha en la que se vislumbra la posibilidad de la generalización del conflicto del que tractorazos, cortes de ruta y bloqueos en todo el país han formado parte de los elementos que pueden canalizar una gran marcha federal en la que se expresen los reclamos de los trabajadores agrarios, industriales y también de los desocupados, agregándose hoy a la lucha los estudiantes en un conjunto capaz de formar parte de la vanguardia activa de la futura huelga general. Sin embargo, el fragmentado movimiento obrero parece desesperar de sus posibilidades y hay sin duda posturas que se deben revisar. Este es el caso de ciertas posiciones en las que se considera la transformación de los sindicatos por industrias en sindicatos por empresas y que complotan directamente contra la unidad del movimiento obrero del mismo modo que se debe revisar la llamada “neutralidad” política de algunas agrupaciones sindicales que en realidad están comprometidas con el partido gobernante o la Alianza y que, por tanto, sirven a los intereses de la patronal. Estas agrupaciones deben definir posturas políticas y comprometerse con un planteo de cambio de las estructuras del país y a favor de la sanción de la ley de Propiedad de los Trabajadores tal cual ha planteado el humanismo en su material básico de propuestas, es decir en su Libro Naranja que ha llegado a las manos de economistas y referentes del movimiento obrero.

Pero mientras se profundiza la crisis, ayudada también por la crisis mundial del sistema, el funcionario presidente no podrá renunciar porque tal cosa comprometería la situación general. Sus pretendidos sucesores, sean de su partido o de la falsa oposición, están gestando un pacto de gobernabilidad, un pacto que garantice no ya un tercer período sino simplemente la conclusión de este segundo período de desaciertos. Esta corte de los milagros, se apresta a continuar con el circo donde no faltan los equilibristas, los saltimbanquis y los enanos, sobre todo los enanos. Ellos piensan en la sucesión, piensan en sostener al gobierno y, al mismo tiempo, deben mostrar a la opinión pública que no han compartido el poder sino que, en todo caso, han sido víctimas de él. ¿Cómo pretenden hacer creer que no tienen que ver con este gobierno si están prendidos desde 1989?, uno como vicepresidente y luego gobernador de Buenos Aires; otro como vicepresidente y ahora como candidato a gobernador de Buenos Aires; un tercero como candidato a vicepresidente en la fórmula en la que acompaña a Duhalde luego de haber sido el delfín de Menem, después de haber gobernado Tucumán dejándola en la ruina y el desorden de tal manera que Bussi, el represor, pudo quedarse manejando esa provincia... Pero también están los saltimbanquis que logrando una banca peronista se inspiraron para dar el salto y asociarse ahora a los radicales en una Alianza insustancial que comenzó a gestarse cuando un gobernador peronista formó un remedo de partido y obtuvo cinco millones de votos. Por supuesto que esa aventura terminó en la vergüenza y ahora se encuentra mendicando un puesto de funcionario en el supuesto futuro gobierno de Duhalde, su antiguo enemigo. No estamos hablando de los enanos y los saltimbanquis simplemente porque nos divierten en este grotesco espectáculo, sino porque es una obligación recordar el desacierto continuo de un electorado que ha sido engañado con especial facilidad por los corruptos y los traidores. Debemos preguntarnos nuevamente si millones de argentinos de buena fe volverán a repetir sus errores en una rueda que hace recordar a cierta tragedia griega. Como ya se empieza a entender, el viejo apotegma según el cual los pueblos no se equivocan ha dejado de ser un dogma de fe, porque, así como sucede con las personas, con los pueblos ocurre que a veces aciertan y a veces se equivocan.

Ya es hora de cambiar conductas y seguir un método de higiene mental y política, ese método consiste en no apoyar nuevamente a todo aquel que haya traicionado o que haya fallado en sus promesas a las esperanzas del pueblo. ¡Fácil tarea para empezar a cambiar rumbos: no apoyar nuevamente a los traidores! De este modo, probablemente no tengamos que repetir lo que acostumbramos decir en las sucesivas campañas: “¡Usted se va a equivocar nuevamente!”

¿Ahora, que debemos hacer? A nuestro juicio es hora de comenzar a construir la opción en serio, para ello se debe convocar a todas las fuerzas progresistas desde la base social para que reconociéndose en la diversidad de las concepciones y del lenguaje se empiece a caminar en las acciones concretas de oposición a este modelo. La unidad de acción, es la única vía posible porque la otra actitud: la clásica, la de siempre, la de buscar las diferencias irreconciliables en lugar de los complementos ya está demasiado explorada y bien sabemos como termina. El Partido Humanista plantea claramente que no se trata de la formación de frentes electorales sino de hacer crecer la acción unitaria en un sistema de coordinación de fuerzas progresistas y esto tendrá que desarrollarse frente a la incomprensión de algunos que, inevitablemente, quedarán marginados de este nuevo proceso que la historia está brindando.

¡Unidad en la diversidad!, ¡unidad en la acción!, ¡unidad en la lucha contra este modelo!, ¡unidad coordinada de todas la fuerzas progresistas!

¡En este día de reafirmación del espíritu humanista, un fuerte abrazo para todos!