(respuesta de Silo a una carta enviada por Isaías N. - 12-8-1977)
Si quieres ser inmortal, puedes
serlo. Así de fácil. Casi como tomar un taxi en la esquina. Pero a fin de hacer
las cosas con cierta prolijidad, es bueno tomar al aparato razonador y no frenarlo,
disminuirlo, oscurecerlo..., no, sino todo lo contrario. Tomar al presuntuoso y
estúpido aparato razonador y llevarlo a sus límites, poner en evidencia su
pequeñez y por último, estrellarlo contra su propia nada. Esto hay que
aprenderlo muy bien y no dejarse ganar por la fatiga. No hay que detener a la
razón, sino ampliarla y llevarla hasta sus propios límites... hasta que se dé
por vencida. Luego sacarle fotografías, publicarlas en los diarios de mayor
tiraje y gritar bien fuerte (para que luego no quepa duda alguna): “vengan a
ver a la diosa Razón, miren qué maravilla, observen qué bien funcionan sus
transistores”.
No hay que ponerle impedimentos al
aparato razonador...
Un reformador religioso, en su
momento explicó el “peca fuerte”, dando a entender que luego el arrepentimiento
sería mayor y aumentarían las posibilidades de salvación. Es claro, el muchacho
era un poco exagerado porque el concepto de pecado podía llevarlo al suicidio
por ejemplo, o bien a otro tipo de operaciones limitativas para el propio
desarrollo. Pero, en cambio, aplicando el “peca fuerte” a cosas menores e
inocentes, por ejemplo al ejercicio de la razón, la cosa mejora mucho.
No puedes trascender el pensar
mecánico, sino has comprobado en su ejercicio sus verdaderos límites. Desde
luego que eso no se pide a quienes no saben siquiera dónde están parados. Eso
se pide a quien está haciendo un “trabajo” consigo mismo.
El aparato racional, es una gran
maravilla, pero él no es la mente. La mente es más (en cuanto cantidad) y es
otra cosa (en cuanto calidad).
En fin, un caso. Describa
sicológicamente, racionalmente, el sentimiento religioso. ¿Ya lo ha hecho usted
realmente? ¿Ha llevado la descripción hasta sus límites posibles? ¿O es que usted
confunde una sensación gástrica con la ausencia de Dios? Bien, si usted sabe de
qué estamos hablando, entonces ya ha hecho su Katarsis, su purificación. De
otro modo, usted es un racionalista incompleto. Usted no es un “iniciado” sino
una persona mal informada, pronta a ser sacudida en su fé, cuando alguien le
diga por ejemplo, que las enzimas existen y que el trabajo subcortical
corresponde al primitivismo mágico y explica el surgimiento de las religiones.
No, a nosotros no con esas historias, porque las conocemos muy bien. Nosotros
no estamos más acá de la razón. Nosotros estamos más allá de la razón. Es
más, la hemos llevado a límites que habrían hecho perder pié a un racionalista.
Ese es el punto.
No agitarse, ni preocuparse. Todo
está muy bien y la razón será entonces una amiga y no una vedette.
Ya se hablará de lo que haya que
hablar. Si digo por ejemplo, “el espíritu del ser humano es inmortal”, digo
algo verdadero pero no será igual para un ignorante que para quien encuentra
los límites de su aparato racional trabajando en una Escuela de sabiduría.
De manera que ya se hablará sobre
todo esto. Entre tanto, cuanto más estudio, clarificación racional y trabajo
sobre sí mismo, mucho mejor.