junio 05, 2013

Del libro de Silo: "Imbéciles" - Parte 1





¡Despierta ya universo!


¿No oyes rugir al Hombre en los abismos?

¡Desgarra los  espacios y  contempla cómo dirige el fuego y cabalga al
huracán!

...Desde su soledad ascendente percibe el ritmo de los cantos, últimos
cantos, nebulosa hecatombe de mundos viejos.

Las ciudades y los montes pesados encierran esperanzas y titanes.

Ha pulverizado  con su  voz el  carro de  los dioses,  arranca de  los
usurpadores la conducción del orbe, bebe la eternidad.

Fulgor inmenso  de cielos  y  de  soles;  quietud  de  tierra  muerta;
velocidad de  rayo en  un todo  creciente. Presto  para  incendiar  un
mundo, agazapado para lanzar en cataclismo póstumo a esa convulsionada
selva enmarañada por gritos y por llantos.

Crispa la  tierra sus  montañas heladas  en defensa  de  sí,  teme  el
cambio, la despiadada revolución porque habrá  pérdida para la vejez.

El eco  de mercaderes  y mesías  se transforma en pálido clamor... ¡No
pueden aunar fuerzas porque sólo conocen la mentira!

Armas y  armas descargan  las civilizaciones  milenarias. ¿Cómo  crear
alegría sin tristeza, cómo crear sin destrucción?

Dos lágrimas  caen de sus lagos azules, la luna ya no refleja en ellos
porque ha muerto. El sol no ilumina... A su alrededor penumbra. En sus
manos un ave con humo aún de las ciudades humeantes...

Pero ahora  de aquellas  tierras fecundadas por lágrimas brotan nuevas
inteligencias y cuerpos de bronce.

Cada hombre y cada mujer son creadores del mundo, de su propio mundo.

No hay destino, sólo existe el presente eternizado por la voluntad.

Resultado de  dos formas  de  pensamiento  clarea  el  nuevo  ideario.
Síntesis entre muerte y vida se perfila la nueva existencia.

¡He aquí  al Hombre  desposeído  de  angustia  respirando  y  bebiendo
eternidad!

He aquí al ave desplegadas sus alas en sinfonía de libertad ascender y
ascender m s  alto aún  que las rojas esferas... ­m s alto! ascender y
ascender hasta la luminaria enorme de sí misma.

"Son legiones  de seres,  pléyades sublimes habitando un nuevo cosmos,
el cosmos  que ellos  mismos y sin redención de nadie han construido y
ordenado".

...