¡Despierta ya universo!
¿No oyes rugir al Hombre en los abismos?
¡Desgarra los
espacios y contempla cómo dirige
el fuego y cabalga al
huracán!
cantos, nebulosa hecatombe de mundos viejos.
Las ciudades y los montes pesados encierran esperanzas y
titanes.
Ha pulverizado con
su voz el carro de
los dioses, arranca de los
usurpadores la conducción del orbe, bebe la eternidad.
Fulgor inmenso de
cielos y
de soles; quietud
de tierra muerta;
velocidad de rayo
en un todo creciente. Presto para
incendiar un
mundo, agazapado para lanzar en cataclismo póstumo a esa
convulsionada
selva enmarañada por gritos y por llantos.
Crispa la tierra
sus montañas heladas en defensa
de sí, teme
el
cambio, la despiadada revolución porque habrá
pérdida para la vejez.
El eco de
mercaderes y mesías se transforma en pálido clamor... ¡No
pueden aunar fuerzas porque sólo conocen la mentira!
Armas y armas
descargan las civilizaciones milenarias. ¿Cómo crear
alegría sin tristeza, cómo crear sin destrucción?
Dos lágrimas
caen de sus lagos azules, la luna ya no refleja en ellos
porque ha muerto. El sol no ilumina... A su alrededor
penumbra. En sus
manos un ave con humo aún de las ciudades humeantes...
Pero ahora de
aquellas tierras fecundadas por
lágrimas brotan nuevas
inteligencias y cuerpos de bronce.
Cada hombre y cada mujer son creadores del mundo, de su
propio mundo.
No hay destino, sólo existe el presente eternizado por la
voluntad.
Resultado de dos
formas de pensamiento
clarea el nuevo
ideario.
Síntesis entre muerte y vida se perfila la nueva
existencia.
¡He aquí al
Hombre desposeído de
angustia respirando y
bebiendo
eternidad!
He aquí al ave desplegadas sus alas en sinfonía de
libertad ascender y
ascender m s
alto aún que las rojas esferas...
m s alto! ascender y
ascender hasta la luminaria enorme de sí misma.
"Son legiones
de seres, pléyades sublimes
habitando un nuevo cosmos,
el cosmos que
ellos mismos y sin redención de nadie
han construido y
ordenado".
...