Extracto de las palabras de Silo en la Conjunción Centroamericana, en México - 10/10/1980
El
primer punto a considerar, es aquel al que apunta todo nuestro
planteo. ¿Es que nuestro objeto de estudio es el mismo objeto que
estudian las ciencias?
Si se
tratara del mismo las ciencias, precisamente, tendrían la última
palabra.
Nuestro
interés está puesto en la existencia humana. Y no en la existencia
humana como mero hecho biológico o social, (ya que con respecto a
esos puntos hay ciencias que dedican sus esfuerzos), sino, a la
existencia humana como registro cotidiano, como registro diario,
personal. Porque aún cuando alguien se pregunte por el fenómeno
social e histórico que es constitutivo del ser humano, ese alguien
hará tales preguntas desde su vida cotidiana, lo hará desde su
situación. Lo hará impulsado por sus deseos, sus angustias, sus
necesidades, sus amores, sus odios. Lo hará impulsado por sus
deseos. Lo hará impulsado por sus frustraciones, sus éxitos. Lo
hará desde algo anterior a la estadística y a la teorización. Lo
hará desde la vida misma. Y, ¿qué es lo universal y al mismo
tiempo lo particular en toda existencia humana?
La
búsqueda de la felicidad y la superación del dolor y el
sufrimiento, es lo universal y lo particular de toda existencia
humana.
Y esta
afirmación chocante a la lógica, es la verdad registrable por todos
y cada uno de los seres humanos.
Ahora
bien, ¿qué es esa felicidad a la que aspira el ser humano? Ella es,
lo que el ser humano "cree".
Esta
afirmación un tanto sorprendente, se basa en el hecho de que las
personas se orientan hacia imágenes o ideales felicitarios
diferentes. Es más, el ideal de felicidad cambia con la situación
histórica, social y personal.
De ello
concluimos que el ser humano busca lo que cree que lo hará feliz y,
de acuerdo a ello, lo que cree que lo alejará del sufrimiento y el
dolor.
Dada la
aspiración de felicidad, aparecerán las resistencias del dolor y el
sufrimiento. ¿Y cómo podrán vencerse tales resistencias?
Antes
debemos preguntarnos por la naturaleza de las mismas.
El dolor
para nosotros es un hecho físico. Todos tenemos experiencia del
mismo. Es un hecho sensorial, corporal. El hambre, las inclemencias
naturales, la enfermedad, la vejez, producen dolor.
Y ese es
el punto que nosotros diferenciamos de otro fenómeno que nada tiene
que ver con lo sensorial estricto.
Unicamente
el avance de la sociedad y la ciencia es el que hace retroceder el
dolor. Y ese es su campo específico, en el que pueden desarrollar
sus mejores esfuerzos los reformadores sociales, los científicos y
por sobre todo los mismos pueblos, generadores del progreso del que
se nutren tales reformadores y tales científicos.
El
sufrimiento en cambio, es de naturaleza mental. No es un hecho
sensorial del mismo tipo que el dolor.
La
frustración, el resentimiento, el temor, son estados de los que
también tenemos experiencia y que no podemos localizar en un órgano
específico, o en un conjunto de ellos.
¿Es que
aún siendo de naturaleza diferente, actúan entre sí el dolor y el
sufrimiento?
Por
cierto que el dolor motiva también al sufrimiento. En tal sentido,
el avance social y el avance de la ciencia, hacen retroceder un
aspecto del sufrimiento. Pero, específicamente, ¿dónde hallaremos
la solución para hacer retroceder el sufrimiento? Esta la hallaremos
en el sentido de la vida. Y no hay reforma ni avance científico que
aleje el sufrimiento que da la frustración, el resentimiento, el
temor a la muerte y el temor en general.
El
sentido de la vida es una dirección a futuro, que da coherencia a la
vida, que permite encuadre en sus actividades y que la justifique
plenamente.
A la luz
del sentido, aún el dolor en su componente mental y por supuesto el
sufrimiento en general, retroceden y se empequeñecen interpretados
como impedimentos superables.
¿Y
cuáles son las fuentes del sufrimiento humano? Son las que producen
contradicción.
Se sufre
por vivir situaciones contradictorias. Pero también se sufre por
recordar situaciones contradictorias. Y por imaginar situaciones
contradictorias.
Estas
fuentes del sufrimiento han sido denominadas "las tres vías del
sufrimiento". Y ellas pueden modificarse de acuerdo al estado en
que se encuentre un ser humano respecto del sentido de la vida.
Tendremos que examinar brevemente estas tres vías para luego hablar
sobre el significado y la importancia del sentido de la vida.