El problema del fuego se aniquila. La velocidad crece...
Las moles
brillantes silban y se confunden con el día. Algunas cruzan
en el horizonte,
varias giran sobre la
ciudad, cientos de
ellas
buscan; llevan.
Barras de
materiales poderosos perforan
y las profundidades sueltan
sus recursos. Las fuerzas del volcán y del sol son
encauzadas.
En las alturas
las nubes pueden ser disipadas o
acumuladas sus masas
para mojar las verdes y verdes extensiones.
Bajo las aguas del
mar hay como venas por donde incontables vehículos
se mueven lejos
en contados tiempos. Y esas
mismas aguas se parten
cuando las queman los navíos.
Las moles
voladoras van tocando otras tierras fuera del espacio de la
Tierra, y se
levantan pueblos progresivamente y la
técnica y ciencia
de los pueblos levantan al Hombre.
Az vuelve a
la realidad. Con inquieta
meticulosidad busca en el
cielo... sus ojos
y el vacío, el tremendo vacío y sus brillantes ojos
como estrellas.
Las estrellas muy quietas
vibrando en resonancia con
algo que parece el infinito.
Bajo la plataforma de la azotea gigante, a los pies del
rascacielos se
mueven las luces.
Y como una flecha disparada entre los
hombres y
algo... el temor y la angustia.
Cerca de Az
una baja, tímida voz de
mujer. La sumisión de la mujer
frente a la gloria, palpitante, cálida gloria del
poder.
En ese corto
instante siente otros años y en ellos la bóveda de hojas
verdes, el agua
y la sombra
de muchas calles
en las tardes
silenciosas. Su
infelicidad lo lleva
más adentro y más lejos; las
m quinas martillan,
las campanas de otra época se
mezclan con el
repiqueteo del futuro.
...Pero ahora sólo queda la mano de Az y sus dedos
separados tratan de
apretar la ciencia
y la mujer. Su piel
crispada por la emoción. El
resto náusea.
El humo y el vapor de la noche fría traen la realidad sin
por-venir.
Máquinas, hermosas conquistas humanas y mujer
desaparecen.
Tienes la culpa de todo.
Juntos pudimos...
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..................
¡Qué serenas hubieran sido nuestras vidas!
Pero ahora
sentirás la desgracia
(es lástima que no puedas
sufrir
intensamente).
Si pudieras ver
Irene, la belleza de todas las cosas, de
la tierra y
del fuego. Animalito, que puede importarte. Te mueven
sólo los grandes
efectos. ¡Eliges mal y aplaudes mal!
¿Oyes marchas
bélicas? Mira la muerte de todos
los ejércitos. ¡Para
siempre!
Necesitas de la catástrofe y sin embargo su presencia te
"horroriza".
Hay algo que te importa: ¡dormir! ¡Bestia! ¡Duerme imbécil!
¡Bestia, bestia!
¡Cuánto deseo quebrarte y comer tu cuerpo...y triturarlo!
...Sí, lo veo.
Son feísimos. De pequeñas espaldas y con gafas...
¡críticos!... Tienen
más utilidad de
la necesaria porque
suelen
aumentar hasta lo inmensurable la capacidad de odio de
sus víctimas, y
es algo bueno el odio.
Has vivido tu corta vida rodeada de ejércitos, críticos,
organizadores
del desastre.
Las piedras no
penetran tu sociedad hermética. ¿No me dejas regalarte
una piedra, o
arena, arena del tiempo? Pero
cien, mil millares de
cañonazos y de
bombas; muertos, muertes
pueden sí. ¿Y
ese aire
envenenado
que envenena al
mundo y a
las generaciones que te
siguen?...
La atmósfera se limpia nuevamente, se limpia ahora que
las naciones se
unifican y dejan de probar sus armas. ¿Tiene esto
sentido?... ¿Importa
que lo tenga?
Has oído hablar de patria, bandera, himno, fraternidad,
raza. ¿Por qué
estas palabrotas
suenan mal? Porque
detrás de su metal pululan
aquellos bichos
microcéfalos, políticos agudos
en sus picotazos.
¿Podrías vomitar
todo eso? ¡No! Crees en ese amor, esa moral, en la
justicia y tal
vez también crees en Dios.
¡Culpo rabiosamente tu
debilidad! Deja miserable que los humanoides te cuelguen
de los pelos,
deja que te sujeten fuertemente del Estado y baila
también el ritmo de
la tribu. No
hables fuerte y claro sino
bajo, muy bajo así tu voz
ahogada se confunde con el coro del clan. Y más,
mucho más... Pero han
cambiado los tiempos,
ahora oyes mi
voz e infinidad
de voces
diferenciadas retumbando,
levantando fábricas en su cadencia; alzando
laboratorios
gigantescos; construyendo casas
muy pequeñas,
¡posibilitando la vida!
Ahora tu
inteligencia ve más
claro cuando los vapores del Estado se
absorben y tu
imaginación pueda hacerte feliz porque haya eco, sólido
eco, resonancia
con la existencia. Ahora sí puedo tocar tu cuerpo y
podré tocarlo mientras haya quien gobierne pero Estado
¿así?...
¡Cómo me engaño! ¡No es verdad, no han cambiado los
tiempos!
¡No ves mis
lágrimas mujer estúpida! ni mis manos
con sangre, sangre
roja. No ves
mis manos arrastradas, despedazadas en la búsqueda, no
puedes seguir mi
rastro ascendente o precpitado o
vertiginoso pero
sangriento.
¡Oh, si hubiera Dios! ¡Cómo busco y amo la eternidad
contigo!
Ríe cuerpo blanco,
mujer blanda, cuando no rías
sobre tus huesos
seguir n riendo
y seguirán y
seguirán. ¿No has pensado qué
pasar
cuando no estés? Aún no es
hora de que te preguntes eso,
¡los años
hacen encariñarse con la vida!
¿Sabes qué es
libertad o mejor, qué es
liberación? ¿Sientes qué es
crear? ¿Comprendes por fin qué es ser feliz?
Mata y sigue
matando, aplaude, apóyate en
los críticos, pisotea,
póstrate ante la fuerza y alaba la violencia. ¡Cuidado!
Las armas caen
ante los espejos,
caen de las manos del guerrero que se mira adentro,
que es obligado a mirarse adentro. ¡Cuán fácilmente se
puede obligar a
los guerreros!
Es cierto la locura ¿puedes distinguirla del vivir mal o
peor o mejor,
puedes acaso?