julio 16, 2013

Del libro "Imbéciles!" - Silo *7





Así caminando  por la  galería metálica  se  acerca  al  tope  que  se
descorre en  silencio. Avanza  unos pasos  siguiendo a  su guía  y  se
encuentra en  el interior  de un compartimento semicircular en el que
convergen cuatro o cinco pasadizos similares al anterior.

El guía  golpea sobre una l mina de hierro colocada a modo de puerta y
ésta se abre.

En el interior del recinto (que tiene todas las características de una
sala de estudios) se encuentra un individuo que invita a pasar a Zoam.
Este lo hace mostrando seguridad. Se cierra la puerta y quedan solos.

Con grandes  pasos se  acerca al  recién llegado extendiendo su mano y
presentándose como  B... Luego  de aspirar profundo y corto comienza a
desarrollar su  motivo: "hace  exactamente cuatro  meses exhortamos  a
usted y  a su  compañero a dirigir el organismo principal del cinturón
revolucionario". Indica  con un  gesto un  asiento y luego se ubica de
pie tras un escritorio amplio, bajo, obscuro.

"No desconocemos las medidas tomadas en contra de nuestra organización
por el  gobierno de  policía, ni desconocemos la vigilancia severa que
ha desarrollado  en torno  a ustedes  y sus colaboradores próximos. No
ignoramos tampoco la campaña difamatoria que se extiende aún fuera del
territorio de C.M.M.P. dirigida hacia nuestros simpatizantes".

"¡El pueblo  que necesitamos  está  engañado! Las fuerzas de propaganda
desarrollan en  las masas  hábitos curiosos...  pero en este caso esos
hábitos nos hacen guerra".

"Bien, hombres  de  probada  superioridad  necesita  el  movimiento...
suponemos que  las medidas  tomadas por  el  actual  gobierno  no  han
influido en  vuestro ánimo".  Y al  marcar la última palabra lanza una
mirada ansiosa buscando los ojos de su interlocutor.

--Señor, el  problema se  ha tornado  ya muy  complejo.  No  creo  que
podamos ayudar.--

En el rostro de B...se percibe un fuerte impacto. Vacila un instante y
con un  movimiento de  todo el  cuerpo, un  movimiento en  el  que  se
traduce el intenso desaliento, balbucea:

--Pero... es  que no comprende la gravedad de la situación... el deber
patriótico que...

Zoam cierra los puños lentamente y con voz uniforme:

--El problema  es de  otra índole,  no toca  en nada  a la técnica del
movimiento. En  otras palabras  tiene  poco  que  ver  con  la  acción
revolucionaria en sí.--

--Comprender  lo difícil de su situación--

--¡Perfectamente!--

--Necesitamos sin embargo explicaciones claras.--

Zoam retoma:

--Es una  dificultad de tiempo. Varatemón mi "compañero" como usted lo
llama, est   en trance  de solucionar  el problema.  Ahora o nunca. No
aparecer  jamás la misma situación, la misma oportunidad--.

--¿Qué problema, qué situación?-- gruñe enrojecido B...

--En fin, el intríngulis est ... ¡Sería de no acabar!

--Bueno, esto  no es  satisfactorio, ya  volveremos sobre  el  asunto.
¡Acompáñeme!

En la  cara rústica  del hombrón  se perciben  todos los  rasgos de la
tolerancia obligada.  Mientras camina unos pasos trata con una mano de
agrandar el  cuello de  la camisa,  sin duda  cree que  esa presión lo
congestiona. Luego abre con violencia liberadora una puerta lateral de
la pieza.  Ambos salen a un terrado desde el cual se domina el estadio
muy amplio.
Un montacargas desciende con ellos hasta el campo de deportes.

Cierto viejito  estúpido pasa  cerca conduciendo  un raro tractor y se
ubica en el mismo ascensor subiendo luego.

El cambio de escena ayuda a B... Su problema anterior parece relegado;
circunscripto a un pedazo oscuro de su mente. Con gesto grave asume el
papel de maestro:

--Estas construcciones y en gran medida la operación, sobre todo en lo
que toca  a  material  de  guerra,  est n  financiadas  por  potencias
amigas.-- Y  elevando la   áspera manaza  en gran  ademán agrega: --¡No
hablemos  por   supuesto  de   la  solvencia   que   poseen   nuestras
instituciones paralelas y nuestros destacamentos subversivos!

Espera  un  tiempo  e  insinúa  acompasadamente  --¿Cree  que  podemos
fracasar?--

--¡Creo que no!--

--Aún no  lo entiendo...--  Esto lo dice muy despacio, casi deprimido,
luego se  repone y  señala --¡Aquellos marcadores electrónicos indican
los puntos que alcanzan nuestros hombres!--.

B...  decide   llevar  a   su  acompañante  sobre  algunas  cuestiones
generales:

"Observe, superan  los dos metros en salto en alto, los ocho en largo.
En esa  categoría mediana elevan pesos sobre cuatrocientos kilogramos.
Los récords  mundiales vigentes en cien metros llanos, cuatrocientos y
mil quinientos  son alcanzados  por casi  todos los  hombres  de  los
numerosos equipos de asalto".

Suben luego  por una  rampa que se corta en el campo de tiro con armas
livianas:

"Acá  reciben  el entrenamiento  diario, luego  son  instruidos  en  el
combate  callejero   con  gases   venenosos,  granadas  y  lanzallamas
portátiles".

Siguen avanzando hasta llegar a un  gran gimnasio.

"En fin,  la gimnasia  les hace  coordinar fuerza con agilidad, les da
equilibrio, resulta  la disciplina de síntesis. Debo hacerle notar que
a estos entrenamientos y a otros muchos se someten ¡todos! los hombres
y como  usted sabe  hay diez  células similares  a  esta  distribuidas
alrededor de C.M.M.P.

"A nuestra  izquierda, las  aulas  de  adoctrinamiento,  en  ellas  se
utilizan las  proyecciones cinematográficas, las maquetas, los planos.
Ahí se  capacita técnicamente  a nuestra gente en el funcionamiento de
motores, usinas,  en la  ubicación de  redes eléctricas  subterráneas,
gasoductos, centrales  energéticas en general, radioemisoras, etc."

"El  adiestramiento   descansa  sobre   el  principio   del  individuo
técnicamente suficiente  y físicamente  completo. Sin  embargo en este
tipo de luchas especializar excesivamente es fraccionar a quien actúa.
Los grandes  especialistas son  los jefes que calculan todo, los demás
funcionan sin necesidad de comprender profundamente las estructuras de
aquello que  tocan sus  manos, basta  que reconozcan  y  accionen  con
eficacia".

"¡Esto  no   debe  comprenderse   como  una   guerra  sino   como  una
Revolución¡".

"Todos los  individuos de  la célula  son ciudadanos  del C.M.M.P. que
poco antes  del momento  ir n a  ocupar sus  lugares habituales en las
ciudades."

"Al frente en ese monoblock se encuentran las habitaciones; comedores,
servicios médicos, salas de esparcimiento".

"La forma  de alimentación vitaminizada, los horarios, la movilización
se ejecutan  al detalle  siempre bajo  una jerarquía rígida respaldada
por un efectivo sistema de observación y custodia".

"¡Fue difícil  la selección en los primeros tiempos! todo era estudio,
tests físicos  y mentales,  cuestionarios...y luego  el habituar a los
escogidos a  esa nueva  forma de  vida. El  llevar a la realidad todos
esos diseños teóricos... ¿Cree que fracasaremos?".

--¡Creo que no!--

Mientras Zoam  se encuentra  muy lejos  le son  explicados detalles de
capacitación física,  entrenamiento  a  obscuras,  uso  de  vidrios  o
anteojos de  contacto contra  gases venenosos,  filtros  centimétricos
nasales. Detalles  de desplazamientos  y acción. Números de efectivos,
estadísticas, estudios  sobre probabilidades.  Les son  expuestas  las
investigaciones del  laboratorio de  psicología experimental sobre las
vibraciones de colores y su aplicación a los estandartes, el efecto de
los sonidos, explosiones y en general de las proyecciones de la guerra
violenta sobre la mente normal.

Se le  señala el  trabajo de  los talleres  de electromecánica en la
fabricación  de   pequeños  transceptores   operando  en   frecuencias
ultraelevadas, en  frecuencias de  milímetros. En fin, le es explicada
la gran m quina sediciosa en su aspecto técnico.

B...destaca dentro  del plan  general la paralización del Ejército del
Gobierno policíaco  mediante una  hábil "huelga  al servicio  militar"
desatada  en  el  momento  de  incorporación  de  la  clase  ciudadana
subsiguiente. Habla  luego de  la desorganización de los Ministerios y
de los  viejos recursos  de la  huelga general  revolucionaria, y  del
saboteo, también  del terrorismo  lanzado contra  la  familia  de  los
enemigos.

Termina explicando  la acción  de las  organizaciones paralelas y todo
por último  recae sobre  el cinturón revolucionario y la dirección del
mismo.

--¡Necesitamos su  ayuda! La  oposición conoce muchos detalles y sabrá 
defenderse--.

--Sin nosotros podrán lo mismo. ¡Está  todo dicho!--

B...cambia de actitud y en gesto conciliador anuncia:

--Este ataque  puede destruir  cuatro o  cinco potencias  similares  a
C.M.M.P. Sin  embargo, la  intención del  Cuerpo Directivo se mantiene
oculta. No  sabemos qué  amplitud puede  alcanzar todo  esto, por  eso
necesitamos precisión.--  Soslaya a Zoam y viendo que éste se conserva
impasible  todo  se  torna  cólera  reprimida.  --¡Mis  jefes  ordenan
retenerlo a  usted el  tiempo que  sea necesario!  Debo agregar que su
compañero se encuentra en camino fuertemente custodiado--.

En ese  momento est n  en el lugar del cual salieron juntos. Se cierra
la puerta con fuerza. La figura de B... ha desaparecido...

Las calles  son regueros  de explosivos  y  sangre.  En  los  alambres
telefónicos caídos  se enreda  una chaqueta.  En un  poste pedazos  de
carne humana, pedazos de cuerpos destrozados se adhieren y chorrean.

Allá  gritando: "¡Por Dios!" desesperado, cae deshecho cualquier hombre
y en  tanto que  el olor  a luto  se expande  más y más brama el pecho
huracanado del fanático.

Acá  entre  hierros retorcidos  se ahogan los gritos y estertores de la
anciana ajena  a todo,  que muere  achicharrada...su brasa  hierve, se
incendia y luego carbón.

Flamean las banderas de las hordas y el ritmo delirante de sus voces y
pasos da  vida al aletargado monstruo de la catástrofe. "¡Sube furioso
imbécil! ¡El instinto gregario de las bestias reunidas como bestias te
levanta!

"¡Oh, palingenesia. Repetición de la violencia!".

...Las paredes  de la  pieza parecen cerrarse, el aire falta, el calor
aumenta y con él la fuerza de los coros y del rojo fuego...

Varatemón también est  allí, al lado de Zoam. La situación se reduce a
esto: Esperar,  absoluta impotencia o resolver toda esa fórmula mental
que aprisiona.

Zoam respira  entonces y  se encuentran  libres, nuevamente  sobre  la
arena de la playa.



La casa de Irene



IRENE: Me llevo el automóvil, vuelvo creo que mañana.

MADRE: Es  peligroso...los anunciadores han dicho que desde ayer tarde
en todo el territorio...

IRENE: Siempre igual...¡Me voy!

PADRE: ¿Aún no traen el detalle de compras? Etcétera.

El vehículo  se detiene  frente a  una casa.  Se abre  una puerta.  Un
hombre joven,  poco atlético se acerca alegre; pregunta a Irene con un
gesto y luego toma el volante. Parten.

--¿Cuándo volvemos?-- pregunta él.

--No sé, mañana--.

Escudriña el rostro de Irene e indaga cortamente:

--¿Se te ocurre algo?--.

Ella contesta respaldándose:

--Antes de  llegar, aparta  el coche  sobre la plataforma, al lado del
camino. Quiero ver toda la ciudad--.

...Mientras Irene  dormita entran al jardín que rodea la casa antigua,
grande. Se detienen. Ya es noche.

--¡No me avisaste!--.

--Dormías--.

Entran. F...enciende  las luces  de la  sala. Una  araña adornada  con
innúmeros caireles,  el techo  muy alto, en fin, los muebles de época.
Resalta el hogar de leña.

Ella entra  en la  cocina y  con familiaridad  extrae de los anaqueles
alimentos y vajilla.

Irene comenta despreocupadamente:

--Tus caseros ordenan bien las cosas.--

Transcurren seis o siete horas...

Como un  ariete, de  golpe las  turbinas de un avión que pasa muy bajo
sobresalta violentamente a la pareja. Los vidrios se estremecen.

Un  tiempo   después  la   iluminación  de   una  habitación  contigua
desaparece. El  tocadiscos pierde  velocidad, la  música  llega  a  una
lentitud grosera y luego silencio. No hay energía eléctrica.

La luz  del hogar  llega a  la habitación. El rostro de F...se perfila
débilmente, horizontal, quieto.

--F..., querido, salgamos, tengo miedo.--

--¿Adónde quieres ir?--

--A casa...Tengo miedo.--

--Estás conmigo.--

--Sí...--

Evidentemente preocupado  F...comienza a  explicar: "La última parte ha
sido ya  realizada, el  golpe está   dado y  eso es todo. Hace días que
empezó el  movimiento y  a muerto  mucha gente,  supongo que  ahora ha
muerto mucho más. Sí, no cabe duda, la revolución ha estallado.
Acá  estamos  lejos de  la ciudad, no hay peligro, además qué podríamos
hacer".

--Mis padres...--

El le acaricia el cuello largamente y después le reprocha con ternura:

--Pensemos en  nosotros hasta  que salga  el sol,  mañana tal  vez  no
podremos...Pueden ser nuestros últimos momentos juntos.

Irene se acerca al rostro de F...y su voz muy débil suplica:
--¡Cuéntame cosas!--

El alza la voz con fastidio:

--¿Qué cosas?--

-¡Háblame de...tus amigos.--

--¡Bah!--

Ella insiste pero casi justificándose:

--Tus amigos, conocidos tuyos, algo puedes decirme.--

--...¡Hijos de puta!--

Afuera de  la casa  en el corredor, el maullido de un gato como llanto
de niño se intensifica desproporcionadamente.
En el  interior los  reflejos del  fuego  y  las  sombras  transforman
progresivamente la  cara de él que parece dormir. Las comisuras de sus
labios se  acentúan, los pómulos se agudizan y el conjunto adquiere un
profundo carácter  de sufrimiento. Es un rostro que jamás perteneció a
F...

Sin ver  sus ojos  Irene absorbe  una mirada  intensa  clavada  en  el
tiempo, una  mirada lejana  enormemente triste,  infinitamente sola  y
anhelante. Siente  el cuerpo  caliente del  hombre  joven...  pero  la
mirada ya  no concuerda  con la  imagen que  se desdibuja, con eso que
permanece ahí  a su  lado, regordete.  Ahí está   F...no con el agudo y
casi cortante  olor a  carne, a  sangre,  a  naturaleza.  Está   F...un
complemento de  situación con  olor a  hombre vulgar;  sin mirada.  No
obstante se acerca más a él y lo siente más.
F...sin despegar los párpados gime:

"He estado pensando Irene, no sé qué puede pasarnos dentro de un rato,
no tenemos  seguridad... que  son tres  o  cuatro  horas...Me  molesta
tenerte conmigo  no poder  movernos fuera de todo lo que esta  pasando.
¡Me molesta  no poder  complotar contra  algo!...Sin duda  iremos a la
ciudad".

--¡Tengo que ir!--

--Así y todo...--. Su voz se ha soltado hueca y equívoca.

--Regresemos ¡vamos ya!--

--¡No!...no, todavía  es de  noche.  He  estado  pensando,  hay  cosas
perdidas que  aparecen. Recuerdo  cuando  iba  al  Instituto  toda  la
semana, desde  la mañana  a la  noche; sólo  la tarde  del jueves  era
libre. Desde entonces se me aparece no sé si porque esta  ubicado en la
mitad de los siete días o por el campo y el sol que me recuerda, se me
aparece el  jueves como un día amarillo claro lleno de luz. No sé como
explicarte que estas cosas pequeñas llenan todo... Hoy ya es jueves.

--Querido, abre las persianas.--

F...se incorpora,  toma del  velador un  paquete  de  cigarrillos,  da
algunos golpecitos  y extrae  dos. Pone uno en boca de Irene. Por tres
veces las  chispas muy  blancas  enceguecen;  acerca  el  fuego  a  la
muchacha, luego  hacia él;  se ilumina el rostro, el pecho y sus cejas
sombreadas forman un arco m s intenso.

Se apaga  esta luz  y quedan  destacados el  amarillo mortecino  y dos
brasas, una se mueve.

Un girar viejo y metálico. Las contraventanas se abren.

F...eructa  varias  palabras  aglutinadas  incomprensiblemente,  luego
aclara preguntando:

--¿Viste el aerolito...largo?--

--...No, ¿por qué no vienes?...acércate.
Se nota  la silueta  de F...apretada al marco de la ventana. Enseguida
él destaca hablando bajo:

--Est  muy despejado el cielo.--

Ella aspira  humo largamente y siente un prurito marcado en la punta y
en la base de la lengua. Luego esta en una casa, un club.

Hay mucha luz. Gente que baila...

Alguien: ¡Año nuevo!

Irene: (¡Cretino!) ¡Viva! (No esta  J...)

Toma un vaso tras otro de alguna bebida.

La gente molesta en su camino. J...decididamente no esta  allí.

Un cargoso que esta  cerca pregunta:

--¿Si tuviera que construir su casa dónde...dónde querría levantarla?-
-

Irene lanza  una bocanada  de humo  sobre las  manos que sostienen una
copa ante su cara...

Se encuentra ahora en la pieza. F... en idéntica posición.

Descubre que  las manos  del recuerdo  tienen la  misma potencia de la
mirada que antes imaginó; entonces regresa al club iluminado.

--...¿dónde querría levantarla?--

--En la cima de un monte...posiblemente.--

La mirada  de ella se adhiere a las manos y busca a todo el hombre que
tiene ante sí pero la faz esta  borrosa.

Ya de  día él  la acompaña  a su  casa. Es  muy temprano,  el  sol  se
refleja. Los pasos de ella y los otros pasos.

La imagen se esfuma.

En las  noches frías a altas horas, siente en la acera bajo su ventana
los mismos pasos mucho más lentos.

Nuevamente se  halla en  la habitación.  F...se aproxima sobándose los
brazos y comenta:

--Tengo frío.--

--No me respondes ¿qué pasa con tus amigos?--

--Es mala gente la que me rodea, además...--

F...aparece en  una calle de suburbio. Un bar que permanece abierto se
acerca lentamente.  Se abre  la puerta.  Olor a  aceite  quemado.  Las
paredes  violáceas.  Hay  poca  luz,  las  lámparas  eléctricas  estan
cubiertas por una capa marrón grasosa.

En el  fondo y  a la  derecha un  borracho  desgarbado  hace  inútiles
maniobras para fumar un lápiz.

En otro  punto cierta  ramera, al parecer desdentada, ríe frente a una
jarra de vino y frente a un individuo de cuello y pelos negros.

Hacia el centro del local ante una mesa, un hombre maduro algo canoso,
inclina la  cabeza reflexivamente mientras apoya su actitud mental con
un vaso golpeándolo rítmicamente sobre la madera roja.

Hay otras dos o tres personas.

F...se sienta  tras cualquier  mesa y evidencia inmediatamente un gran
alivio. Un sujeto apoyado en el mostrador lo observa con prevención.

Así permanece  unos instantes  alejado del cansancio y del fracaso que
sumándose años y años fue a cuajar en ese preciso día.

Luego los ojos retoman. El piso esta  sucio con desperdicios y líquidos
que forman  charcos apretados.  Una vena  de su  mano  izquierda  late
despacio. En  una pared:  "No se  acepta... Prohibido..."  etc.  Y  la
mirada concluye  en el  hombre de  la  mesa  roja.  Queda  un  momento
estudiándolo, buscando en él rasgos afines. Por último F...se levanta;
puede sentir  el golpeteo  del corazón,  ya esta a un  metro y.. .¡La
mirada del hombre lo ensarta! Vacila... Sigue avanzando, por fin cerca
de él dice apretadamente:

--Señor, no  lo conozco  a Usted,  pero hoy  me encuentro  ¡muy  mal!.
Quisiera que...-- y hace entonces ademán de sentarse.

El individuo  se levanta bruscamente y lo mira muy de cerca,  ofuscado
mientras dilata y contrae los músculos de la mandíbula.

Recién nota  F...el color  de la  corbata, el  anillo con  una  piedra
grotesca; la transparencia de los ojos y por encima de todo esas cejas
despobladas y acusadoras.

--¡Camarero!-- grita  el hombre  sin apartar la vista de F...que ya ha
retrocedido unos pasos.

El sujeto  que estaba  pegado al  mostrador se  acerca bamboleando  un
trapo. F...da media vuelta y se dirige hacia la puerta.

El camarero agitando un brazo exclama:

--¡Hay muchos como ése! ¡Los tendrían que tirar al agua!--

Resaltan de bruces las impúdicas carcajadas de la ramera.

Se abre la puerta un instante estrellándose luego...

F...est  ahora junto a Irene. Sus manos transpiran.

--¿Sigues con frío?-- pregunta ella.

--¡No!--

Pasan dos horas y el amanecer entra por la ventana.

F...decide:

--¡Irene, no vuelvo a la ciudad!--

(Murmullo).

Unos minutos después él agrega:

--¡No quiero que vayas tú tampoco!--

--Necesito saber qué ha pasado en casa--

--Yo también tengo familia...--

Ella aclara indignada:

--¡No es por mi familia!-- Deja pasar un instante y luego

--Tengo sed.--

--¡Vamos!...tomemos algo.--

Es avivada la hoguera y se ven dos sombras muy próximas fluctuar en la
pared.

Luego de  una intermisión  Irene acerca  a F...una  taza  con  líquido
caliente.

En la  pared antigua  muy alta se proyectan las figuras de una mujer y
un hombre  llevando algo  a sus  lados.  Est n  al  parecer  mirándose
enfrentados...

......................................................................
..................



Irene disminuye  la velocidad  a medida  que se  acerca al  puente  de
hierro. Un camión bloquea casi toda la carretera.

Súbitamente el  traquido de  algo la  hace frenar  con brusquedad. Muy
excitada comprende  que alguien  ha descerrajado  un balazo.  Desde un
bulto de  gente tres  hombres armados  se  acercan  corriendo.  Tienen
sendas chaquetas  de la  misma forma  y color.  Próximo al auto uno de
ellos grita amenazante:

--¡Descienda!--

Irene baja presurosa y una vez en tierra se le exige:

--¡Identifíquese! ¡¿Hacia dónde se dirige?!--

Gusto a  fósforo llena la boca de la muchacha; sus piernas vacilan; la
vista no se acomoda bien a la distancia de los objetos. Necesita aire.
Todo configura  el estado  anterior al  desmayo... pero  se apresura a
responder:

--Vuelvo a  la ciudad...¡la  tablilla del  coche muestra  que  soy  de
aquí!--

--¡Muestra que  el coche  es de  aquí!-- corrige  la cara  recia --¿No
posee documentos?--

--No, no los traigo conmigo.--

Uno de  los  guardias  ha  terminado  de  requisar  minuciosamente  el
automóvil:

--¿Qué es lo que sucede?-- pregunta ella ingenuamente.

Uno que  parece ser el jefe la mira desde arriba y sonríe corto, luego
ordena:

--¡Tú protege a la ciudadana!--

El guardia  que había  revisado se  ubica en  el asiento  trasero  del
vehículo y apoya un arma larga sobre el respaldo.

El jefe  abre la  puerta próxima  al volante,  luego investiga  con la
mirada a Irene y decide:

--¡Suba!--

Ya en marcha ven cómo el camión retrocediendo deja paso libre.

Irene indaga a su acompañante:

--¿A dónde vamos?--

--­A su casa!--

Ella va sorteando obstáculos, restos de destrozos que han aparecido en
las calles. Los piquetes armados son traspasados gracias al hombre que
desde su asiento presenta cada vez cierta documentación.

Al pasar  por una  de las  guardias se les une otro miliciano que toma
lugar al lado de ella.

Hasta ese  momento sólo  se han  visto objetos quemados o fragmentados
por la  lucha, pero  al rodear  una plazoleta  aparece lo horrible, lo
humano; vejado, rodeado de carteles con inscripciones drásticas.

Irene advierte vibrando que su casa esta  próxima...

Detiene el  auto. Una  cortina se  descorre apenas en la ventana de la
planta alta.  Desde allí  se observa  un dialogo  muy vivo  entre  los
ocupantes del vehículo. Por fin, uno de los sujetos pasa a la mujer un
papel.

Ella desciende y el automóvil reemprende la marcha.

La cortina est  corrida nuevamente y la puerta de entrada abierta.

Madre: (Gritando con voz pastosa) ¡Tu padre está  arriba accidentado!

Irene: ¿Qué pasó?

Madre: Tiene las piernas destrozadas.

--¡Irene!-- vocifera alguien desde la planta alta.

Madre: Te  llaman ¡sube  rápido! Tu  padre te  necesita, sabe  que has
vuelto.

Irene: No puedo subir, voy a morirme.

Madre: (Suplicando, ahogada en llanto) ¡Te necesita!

Pasa un tiempo muy corto.

Padre: Estoy  deshecho... Irene quiero que me perdones. Hija, Irene...
tu madre sabe...

Irene: (Mirándolo muy fijo) ¡No!<R>
Cae desmayada.